El microondas es de los electrodomésticos que menos tiempo nos lleva acompañando, pero a la vez es el que nos facilita más la vida. Es rápido para calentar, no necesita pre-calentarse, consume poca electricidad, y es fácil de usar.
El microondas funciona mediante electromagnetismo, la teoría fundamental es que hace vibrar las moléculas de agua que contiene la comida al intentar alinearse con la fuente electromagnética, mientras da vueltas en la cavidad, al no conseguir alinearse, la fricción entre moléculas y su alta velocidad de vibración es lo que genera el calor dentro de la materia a calentar.
Debido a este funcionamiento hay determinados elementos que no deben entrar al microondas, pues al entrar en contacto con el electromagnetismo generan campos magnéticos propios repeliendo la atracción de las microondas lo que genera violentas explosiones que pueden llegar a ser muy peligrosas. Las materias que no debemos introducir en el microondas son entre otras, los metales, como hierro y acero, el aluminio, incluidos los de los bricks de la leche y el papel albal, y todo los elementos no hechos para soportar las temperaturas dentro del microondas, por ejemplo un vaso de plástico podría salir arrugado como un higo.
El microondas lleva en nuestras vidas muy poco tiempo en comparación con el horno o la lavadora, pues el hombre a tenido que descubrir las ondas microondas y algunos de sus diferentes usos para poder inventarlo.
Las recetas para microondas están aflorando en la actualidad, pues al ser un nuevo método de cocinar aun tiene muchas posibilidades por explotar, cosa que con el horno no puede ser, pues debido a su dilatada historia ya se le ha sacado el máximo partido.
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